Artículo nº13
Seis claves para desbloquear la industrialización de la
construcción en España
La transición que ha supuesto la
industrialización en otros sectores no se ha aplicado en el caso de la
construcción y la edificación en España, cuyo grado de desarrollo sigue
siendo muy bajo a pesar de la imperiosa necesidad de descarbonización que
necesitan el diseño, la construcción y la operación de edificios.
Hoy, seguimos edificando de la misma
manera a pesar de que las ventajas de industrializar procesos son evidentes en
términos de eficiencia de los procesos, reducción de tiempos y disminución de
incidencias, accidentes e imprevistos.
En R_lab entendemos que conocer y
asumir las causas de la resistencia a esta transformación nos da las
claves para superar las barreras existentes. Solo así conseguiremos que construcción
industrializada sea entendida por todos los agentes del sector como lo que es:
la evolución imprescindible que nos permitirá descarbonizar la
edificación y hacerla más eficiente, rentable y sostenible.
1. Prefabricar
no es industrializar
Existe una
gran variedad de componentes prefabricados que se utilizan en
construcción, así como la posibilidad de realizar en fábrica elementos ad hoc.
Estos componentes, en muchas ocasiones, son soluciones incompletas a nivel
prestacional y requieren de la puesta en obra in situ de otros elementos,
lo que implica mano de obra adicional y un esfuerzo tecnológico mayor.
La
industrialización, por el contrario, es una idea más amplia que integra la
prefabricación, pero que traduce a la onstrucción la lógica de las
producciones fabriles: optimización y automatización de los procesos de diseño
y ejecución, aumento de la innovación y la tecnificación, ahorro de plazos y
una mejora en la calidad. El salto evolutivo necesita de una nueva
mentalidad que, como es lógico, puede generar dudas en aquellos inversores menos
acostumbrados a las propuestas innovadoras.
2. Proyectar
desde la industrialización
La
construcción industrializada cambia la manera de abordar los proyectos, pues los
sistemas deben considerarse desde un primer momento de manera integrada. La estandarización
de procesos y técnicas (que no uniformidad de acabados ni de diseño), la modulación,
la seriación o la cuantía mínima de elementos necesarios deben estar
presentes en el proceso proyectual desde fases tempranas de diseño. Todo
ello supone un cambio en la manera de pensar, diseñar, licitar y construir. No
obstante, las herramientas que dan soporte a estas aproximaciones se encuentran
ya en el mercado.
En
primer lugar, Lean Construction promueve la eliminación de las pérdidas
o desperdicios del proceso constructivo, que clasifica en 8 categorías. El
método just in time procura que la construcción-producción se
organice de forma que cada elemento llegue en el momento oportuno y en la
cantidad prescrita, sin generar retrasos, adelantos o excedentes.
Por otra
parte, la incorporación de las herramientas BIM y el cambio metodológico que proponen (“begin with the end in mind” [1])
posibilitan técnicamente la incorporación de soluciones desde la fase de diseño
de anteproyecto o proyecto básico, así como la prevención de las circunstancias
que pueden producirse durante la ejecución, lo que, a su vez, reduce costes.
Por último,
los procesos Design+Build o Integrated Project Delivery [1] frente
a los procesos de licitación más tradicionales, permiten un diálogo adelantado
y más fluido entre la proyección y la ejecución en obra. Al trabajar de manera
conjunta los principales agentes – promotor, diseñador y constructor – y de
manera simultánea, se anticipan los contratiempos.
Proyectar
desde la industrialización implica, por lo tanto, dos evoluciones fundamentales.
La primera, formativa y de mentalidad, la necesidad de contar con un equipo de
promoción, diseño y construcción que asuma las nuevas estructuras de producción
y se eduque profesionalmente en ellas. En este punto, es vital una
apuesta formativa de país que no puede venir solo del sector privado, sino de
formaciones profesionales regladas o ciclos educativos superiores.
La segunda
evolución necesaria es el marco legal y normativo: en tanto que las
Administraciones Públicas no den soporte (mediante desarrollo regulatorio y,
por qué no, premiando en los concursos) a quienes apuesten de verdad por un
método más eficaz seguro y sostenible, la industrialización seguirá
desarrollándose solo a base de la fuerza de voluntad de quienes realmente crean
en la innovación y la descarbonización. Ellos serán los que lideren el mercado
que está por venir de acuerdo a las nuevas directrices europeas que entran en
vigor.
3. Ahorros y beneficios
reales
A primera
vista, los sistemas industrializados pueden no parecer competitivos en costes.
La realidad es que esta comparación se hace, por regla general,de manera errónea e imprecisa.
Los
beneficios se pueden medir en términos económicos bien por sus
características –reducción de plazos de ejecución, de medios auxiliares, de modificados
de obra o de la gestión de residuos-; en términos cualitativos –como,
por ejemplo, la mejora del perfil de sostenibilidad y, con ello, del valor de
mercado-; o en consideraciones a largo plazo -costes de mantenimiento,
posibilidad de desmontaje y reutilización-.
La realidad
es que estos factores son tangibles, perfectamente medibles y atañen a toda la
vida útil del edificio. Diferirlos en el tiempo es un factor más que debemos
tener en cuenta en este cambio de mentalidad. Por lo tanto, debemos realizar
una comparativa justa que pueda poner en valor y tomar en
consideración los aspectos anteriores para entender la elevadísima competitividad
de los sistemas industrializados y lograr una auténtica aceptación.
4. La
sostenibilidad como punto de partida
La
prefabricación y la optimización de procesos, materiales, recursos y sistemas
suponen una reducción del impacto medioambiental. Conllevan una reducción
drástica del consumo energético y de las emisiones debido a la optimización de materia
prima, del transporte y de los residuos generados en obra, así como un aumento
del potencial de reciclabilidad y reutilización, ya que suelen ser sistemas de
fácil desmontaje y materiales de sencilla separación.[1] [2]
Actualmente no es
posible entender la arquitectura y el diseño urbano sin su relación con la
sostenibilidad, por lo que este aspecto juega un papel capital a la hora
hacer ciudades resilientes frente al cambio climático. Inversores,
compradores
y propietarios valoran cada vez más este input, convertido, por lo
tanto, en punto de partida de todo proyecto.
5.
Perspectiva
socioeconómica
La
sostenibilidad debe entenderse también en términos productivos y sociales. Ante
la falta de mano de obra especializada en los oficios tradicionales de
la construcción y frente al cambio hacia un nuevo modelo productivo, la
industrialización supone una oportunidad para readaptar perfiles y generar
empleo de alto valor añadido, tanto en obra/fábrica como en las áreas de
innovación, investigación y desarrollo.
Es necesario precisar
también que la industrialización no está en absoluto reñida con la estética, la
belleza, la flexibilidad de transformación/usos o con el diseño.
Industrialización y seriación nada tienen que ver, repetimos, con uniformizar o
renunciar a la creatividad, pues las metodologías actuales ya nos permiten
crear edificios indistinguibles del diseño tradicional. La aceptación de
promotores y, sobre todo, del público en general será mayor cuanto más
expliquemos que la tecnificación industrial de la construcción de edificios no
es igual a crear ciudades uniformes, carentes de sentido, emoción o vida.
6.Impulso
La normativa
técnica actual no recoge las soluciones industrializadas de una manera
directa. Este hecho conduce a que se realicen certificaciones independientes para
proporcionar un respaldo a los profesionales técnicos con respecto a la garantía
y la calidad de los productos. Es necesario alcanzar un grado muy superior
a nivel normativo y legislativo -sin burocracias que enmarañen el proceso- que
ofrezca el adecuado apoyo a estas actividades.
A modo de conclusión, la construcción
industrializada se encuentra actualmente en un grado de implantación por muy debajo
de su potencial.
La Administración Pública todavía no es
fuerza tractora a pesar de que instituciones como el Ayuntamiento de Madrid -a
través de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS)- ya impulsó el primer
residencial público industrializado de la capital hace casi dos décadas, en
el año 2006. El concurso, en el marco europeo del proyecto de I+D+i Manubuild,
fue ganado por Ruiz-Larrea Arquitectura bajo
denominación Carabanchel
34- Fase I. Durante la misma se desarrollaron
25 viviendas de tipologías flexibles con diseño bioclimático y sistemas pasivos
para obtener mayor confort y una reducción drástica de la demanda energética y
de las emisiones de CO2.
Hoy, promotoras y constructoras como AEDAS, Vía Ágora, Avintia o Neinor, por
mencionar solo algunas de las más conocidas, que han tomado la delantera y
operan en diferentes procesos de industrialización que están demostrando ser un
éxito. Pero la iniciativa privada, como hemos visto, necesita de un marco
legislativo que le dé impulso, que ayude a romper el actual estado de
letargo para lograr un cambio real de modelo.
Es ahí, desde el proceso proyectual y las
dinámicas actuales, priorizando la concreción de los ahorros y beneficios que
ésta proporciona, apoyada con un desarrollo legislativo eficaz, cuando la industrialización de la edificación alcanzará su potencial real.
[1] BIMProject Execution Planning Guide. Pennsylvania State University. Version 2.0. Abril 2010.
[2] Integrated Project Delivery: a Guide. AIA national | AIA California Council. 2007. Versión 1
[3] La sostenibilidad en la construcción industrializada. La construcción modular ligera aplicada a la vivienda. Gerardo Wadel. (2009)
[4] Guía de construcción industrializada sostenible del País Vasco. Ihobe, diciembre 2021.