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El artefacto más eficiente y más rentable para el ser humano no es la última generación de ‘smartphones’ ni la inteligencia artificial, sino nuestro hogar. En estos tiempos, la idea que tenemos del espacio que habitamos ha cambiado por completo: hemos convertido los edificios en organismos capaces de relacionarse con el entorno y contribuir a la disminución de las emisiones globales. ”