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Para medir la calidad del aire, entre otras cosas, se tendrá en cuenta la cantidad de material particulado o materia particulada (PM). Los umbrales aceptables que garantizan una buena calidad del aire son de PM2.5: 15 µg/m3 o inferior; o PM10: 50 µg/m3 o inferior.

De este modo, se deben medir tanto los gases orgánicos (Acetaldehído, Acrilonitrilo, Benceno, Caprolactama, Formaldehído, Naftalina, Tolueno) y los inorgánicos (Monóxido de Carbono y Dióxido de Carbono). Los sistemas de monitorización de CO2 deberán tener un indicador audible o visible que alerte al sistema automático del edificio si la concentración excede los límites.